Amutuy o Resistir: revisionismo metalero

“1878 la violenta conquista empezó/ que no me gane la rabia/ mentiras disfrazadas de verdad”

(Nunca Amutuy, quedémonos)

Chewelche (2019)

El metal pesado argentino es presente contínuo. Es la mirada al futuro del un pasado sin nostalgia y actitud combativa. Es grito contra la desigualdad, la injusticia pero no es voz impotente. El metal le pone el hombro a la historia porque le canta a la identidad. La que se forja.

Y nuestra historia deja en evidencia que no sólo somos capaces de repetir el mismo error sino que, a y por el interés económico, esto es, el orden y el progreso, terminamos siendo funcional a la desigualdad e injusticia y la consecuente deuda social: y la hacemos su motor. Fuimos por el desierto a despoblar una Nación; fuimos contra el Malón, contra la clase trabajadora, fuimos con armas y barreras sociales en nombre de la Patria, por guita. Simple. Se conquistó para el ganado, y se privatizó para unos pocos. No importa para qué década lo leas.

La historia, la nuestra, es sabida y muy contada. Desde la declaración de Independencia que estamos en guerra contra nosotros mismos. La grieta no es millennial, ni macrista ni kirchnerista. La grieta es fundacional y arrancó en Mayo de 1810.

Revolución, independencia, anarquía, caudillos y Rosas. El Interior y Buenos Aires. Buenos Aires sin interior. Y luego el Orden. El Estado y la Nación, esa para el desierto argentino.

El folklore le cantó a la historia y sus historias resistiendo el olvido desde la añoranza. En cambio, el metalero, canta desde la indignación riffeando al viento el no olvido de una identidad, una pertenencia, un territorio, siempre vigente. Y es que el metal pesado argentino es eso: resistir y mantener vivo el reclamo. Es voz presente del pasado, sin revolear el poncho en festivales.

“Ahí están festejando/ la conquista de ayer/ con mi propia bandera/ me robaron la fe”

Amutuy Soledad (Ruben Patagonia)

La historia de la conquista del desierto es folklore y es metal. Y el gran triunfo acaso de los vencedores no haya sido únicamente por las armas, sino en lograr que se festejara una campaña, que fue conquista, y conmemorarla. La total despersonalización de los pueblos originarios fue imponerles un dios que no era el suyo marginándolos hasta la invisibilidad. Triunfo españolísimo de los revolucionarios criollos. Al Orden y al Progreso: Amutuy o Resistir: El metal y su historia, boleando al tiempo.

“Siempre sentí hervir mi sangre/ al escuchar voces idiotas/ Ellos decían hay que marcharse/ siempre grité hay que quedarse”

(Nunca Amutuy, Quedemonos. Chewelche)

Y es que el metal pesado argentino es lucha y es aguante. Es resistir el paso del tiempo expresando su sentir, su protesta: lo que no calla y canta, a quienes sienten que todavía se puede dar un paso más en la batalla.

Resiste entonces a la imposición del mundo actual, a la injusticia social, a la historia misma. Su vínculo no es sólo con la clase trabajadora, lo es también con sus raíces, con su comunidad, su tierra y personajes.

La incursión metalera en el folclore rompe un poco esa lógica asociativa de lo rural con su canto y transforma en resistencia activa la nostalgia. Desde el territorio y/o su comunidad, canta su contra-historia. El vínculo con su raíz es expresado desde la lengua, la cultura y la reivindicación de sus orígenes. La nostalgia es al folclore lo que la melancolía al tango. Pero en el metal no hay lugar para ninguna de ellas. El metal pesado argentino se le para de frente al futuro y le machaca la problemática de ayer, que sigue siendo la de hoy. Y la hace su bandera.

Chewelche y Ruben Patagonia son oriundos del Sur Argentino. La banda es nueva y se desarrolló en paralelo con otra: Aonikenk, más asentada en la escena metalera argentina. Ambas le cantan al no-olvido. Y Rubén Patagonia también. El folclore compartió escena con músicos del metal, fusionando lo que parece, a priori, incompatible. La versión de “Cacique Yatel” que grabara Ruben Patagonia junto a Ricardo Iorio y Flavio Cianciarulo para el disco “Peso Argentino” es uno de los tantos ejemplos (Versión que también grabara Aonikenk en 2015).

“Nunca Amutuy, ¡quedémonos!” (Chewelche) y “Amutuy Soledad”(Canción de Hugo Gimenez Agüero que interpreta, en este caso, RubénPatagonia), son caras de una misma moneda. La mirada al pasado de una historia que ya fue y la mirada al futuro que es hoy, siempre con el sonido del viento de fondo.

“Pisotearon mis credos/ y mi forma de ser/ Me impusieron cultura/ y este idioma también” (Amutuy Soledad) /

“Si pisotearon nuestros credos/es hora de que no callemos/ Nunca me impusieron cultura” (Nunca amutuy, quedémonos)

Ambas canciones parecieran, verso a verso, contraponerse y contestarse.

“Amutuy, soledad/ que mi hermano me arrincona, sin piedad/Vámonos que el alambre y el fiscal pueden más/Amutuy, sin mendigar” (Amutuy Soledad)

Yo no comparto tu amutuy/ mi raza aún no fue vencida/ vertientes de aguas cristalinas/ que dejan ver que están de pie/ los últimos bravos caciques que no se dejan doblegar/ por el alambre y el fiscal aún en esta actualidad” (Nunca amutuy, quedémonos)

Que el hombre no desande el soplido del viento, porque al final, nos termina amontonando a todos. ¿O será que nos amotina? Después de todo, amotinarse es resistir. Con aguante.

One thought on “Amutuy o Resistir: revisionismo metalero

  1. Buenas tardes Eleonora, mi nombre es Martín Tito Müller, vivo en la ciudad de Esquel y trabajo en medios independientes y autogestivos vinculados a la cultura del metal desde hace 10 años. Muy interesante el artículo. Dos aportes me gustaría hacer si me permitís: en primer lugar el término reaccionario no remite a reacción, si no más bien es una categoría política que indica todo lo contrario, por ahí confunde un poco, más en el contexto en el que está colocado.
    En segundo término, me parece importante afirmar que el metal, como parte de la cultura general, no se encuentra excento a los debates y a las luchas de ideas que hay en la sociedad, no es unidireccional en sus concepciones y es universo donde se combate permanentemente. Te saludo desde las montañas del sur.

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